En Santiago y Quilpué: dos noches sumergidos en los destellos de Clubz

Por Agustín Catalán (Santiago) e Ignacia Aránguiz (Quilpué)

El dúo mexicano Clubz hizo su regreso a Chile con su banda. Después de casi siete años se presentaron con su mixtura de disco, house e indie pop en una primera parada en Club Subterráneo, en Santiago, para 24 horas después aterrizar en Trotamundos, en Quilpué. Fervientes fanáticos de su propuesta gozaron sus hipnóticos beats en cada noche.

En ambos locales se sintió un ambiente indudable de fiesta, idóneos por la cercanía al público, quienes estaban tomando en la pista uno que otro trago de la barra. De igual manera, uno de los integrantes, Orlando Fernández, quien desde su batería acompañó al público bebiéndose una piscola. “Al seco”, gritaron los asistentes en Santiago y Quilpué, y cumplió por partida doble.

Los hielos chocan primero al ritmo de los nostálgicos Zebra 93, proyecto chileno-argentino conformado por Julia Grisenti, Alfredo Ibarra y Miguel Irarrázaval. Con movimientos claros, la banda ondea por el escenario en sonidos que hacen bailar a asistentes ubicados atrás, o algunos levantarlos de sus asientos, dejando entrever en el amarillo de las luces la historia que cuentan en su más reciente álbum, “Paisajes” (2024).

Panorama color pop -o electropop-, que nos deja clara la trayectoria que ha tomado el grupo durante el último tiempo, con trabajos que incluyen las colaboraciones con We Are The Grand y Pancho Gana.


Los destellos de Clubz en Club Subterráneo

En Subterráneo, pasadas las 21:15, se consolidó el esperado retorno. Seis años no habían pasado en vano, y con trago en mano saludaron a un público al que ya tenían confianza: Santiago, una de las ciudades más escuchadas en streaming, inmediatamente después de las aztecas, tal como expresaron gratamente en una de sus intervenciones durante la jornada.

“Destellos” (2018), su disco por excelencia que les hizo adquirir su actual popularidad fue el grueso de la jornada. Quienes estuvimos presentes escuchamos temazos en vivo como “Palmeras” y “Afrika” (con el fresco sonido de un saxofón), el icónico “Popscuro” (coreado a gritos) y “Nagano”, otro hit mucho más lento en donde solicitaron prender las luces de los celulares para crear una postal acorde a la suave vibra del track.

Y así como todo estaba tranquilo, luego pasó a una locura después de que interpretaran “Pronto!”. Una improvisación de alto impacto. Coco salió del escenario con su guitarra y se puso a bailar y tocar en uno de los mesones del lugar sin importar nada. Vivía el presente, y todos estaban absortos en su destreza.

Aunque no solo presentaron de lo suyo, sino que también después un breve mashup de Tarot de Bad Bunny con Jhay Cortez que han presentado en varios de sus últimos espectáculos, al más puro estilo de Clubz.

Los pasos de baile no cedieron en ningún momento. El infeccioso synthpop de Clubz lleva casi una década y se mantiene más que vigente en los oídos de los chilenos que incluso siguieron la corriente con temas más nuevos como “Fugazi” con su primera aparición en vivo y “Futbol Rock”, pieza clave del nuevo sonido nu-disco y que resonó sumamente positiva en la audiencia, algunos hasta sabiéndose la letra de la misma. El show terminó, a elección de los presentes en el recinto, con “Cáile”.

Coco y Orlando probablemente quedaron una vez más con una buena impresión de Santiago.


Danza de luces rojas con Clubz en Trotamundos

Avanza la noche quilpueína y Coco Santos con Orlando Fernández vestido en Sade, toman el escenario con la gracia que merece un jueves de luces rojas. Guitarra, bajo, batería y teclas. También algunos pedales, sintetizadores y el saxofón de Víctor Mejías, que sostiene el viaje de los trotamundos que esta noche van llegando a México. 

La timidez de quienes siguen sentados se agota pronto, para armar la pista de baile que sigue en pie el resto de la noche, al estilo de Fugazi Tour. Es un espacio íntimo dirían algunos, pero la expansión de espejos disco hace al público que tanto espera al dúo y su banda, llegar al cielo. Entre cambios de ritmo y vasos en mano de colores varios, sigue la noche retro quilpueína, en un groove muy Popscuro

Pero aún queda para eso. 

Los regios CLUBZ se instalan desde Templos a Cortes Modernos con un bajo que en su retumbe hace vibrar zapatos y tela de ropa que no deja de moverse, que puede tomar vida propia. Orlando, Coco y la banda dotan el show de la textura setentera que vemos en las nuevas entregas del proyecto, y a ratos se eleva cuando cantan a cuatro voces. 

Durante la noche conexión con el público y agradecimiento. Acercamientos con la guitarra y miradas cómplices con quienes, se nota, siguen al dúo desde sus inicios. Un lujo del “indie” que llaman algunos, que arma una noche bailada -o una pop balada-

Cuando pensamos que no hay más, siguen llegando sorpresas. La jornada no termina con “Popscuro”, la icónica canción del álbum Destellos (2018). Tras una votación peleada con el público viajero, la noche concluye con no una, sino dos grandes piezas

“Ciclos”, de Épocas (2015) hace a Coco Santos bajar del escenario para bailar con las y los fanáticos. Se abre la pista por última vez y el disfrute de una noche redonda va cerrando. Una voz sintética que hila un fino “Como liberarte del dolor que no puedes callar. Solo te hace mal, solo te hace mal”. 

Para finalizar suena “Cáile”, la colaboración en Destellos con Buscabulla. Esta noche marcamos la pauta, tomamos piscola y decimos “ahuevito”. Cierra una jornada redonda en trotamundos. Muchas sonrisas y una foto grupal antes de irnos.

¿El rollo ya se terminó?

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