La reencarnación es algo intrínseco en la vida y obra de Charly García. Personalmente, creo que había olvidado esa característica de su historia, lo que me llevó a tener dudas y hasta temor sobre cómo sería su nuevo disco.
Pero en la vida de García no hay lógica. Y si la hay, es su propia lógica, y es esto lo que dicta lo que hoy escuchamos en los 13 tracks del trabajo más esperado de la música argentina en años.
¿Cómo suena? Es sonido multicolor, “maravillizado” pero con mayor control que en los agitados días Say No More. Es la esencia que ya estaba presente especialmente desde El Aguante (1998) para adelante. Canciones pop, con su propio toque de locura y alegría, con una voz rota pero con la misma fuerza de siempre.
Según Matías Sznaider, quien ayudó a García a concretar sus ideas en el estudio, es un álbum que se sitúa entre Cómo Conseguir Chicas (1989) y Filosofía Barata y Zapatos de Goma (1990). Es una buena forma de explicarlo, por la característica de las piezas rockpop que hay: “América”, “Autofemicidio” y “La Medicina N°9” y “Yo ya sé”, entre las más destacadas.
También está la reconstrucción de “La Pelicana y el Androide”. Aunque el filtro que cubre la voz de L.A. Spinetta suena extraño, es García quien tomó el audio de cassette (que encontró paseando por YouTube) y quiso llevarlo a un sonido inquietante, para dar forma a una especie de “Free As A Bird” de este tema creado originalmente en 1985 cuando ambas figuras ilustres planeaban un disco en conjunto. De paso, tomó otro tema propio para samplear lo que hizo el violinista de Peter Gabriel, Lakshmi-Narayanan Shankar, en “No me verás en el subte” (1989).
Los covers y reversiones hacen que el disco sea más universal, donde destacan su traducción del “Watching The Wheels” de Lennon, más “Te Recuerdo Invierno” y “Juan Represión”, dos temas de Sui Generis que no fueron editadas en su momento y que tuvieron distintos derroteros con el paso del tiempo. Este es un capítulo más en su recorrido.
No se diga más. La Lógica del Escorpión es un milagro de la naturaleza y hay que celebrarlo. Si alguna vez García saltó de un noveno piso hasta una piscina y vivió para contarlo, este disco es otra prueba más que el hombre del bigote bicolor es un tipo sobrenatural.
