The Irishman: La fórmula casi perfecta

El clásico director nos traslada a la mafia de los ‘50 con un reparto magnífico y giros inesperados llenos de sangre, violencia y traición

Basada en la mediática red criminal encabezada por Bufalino y las confesiones de Frank Sheeran en el libro I Heard You Paint Houses (‘He oído que pintas casas’ de Charles Brandt), la última película de Scorsese ha dado mucho de qué hablar. Su extensa duración, su polémico estreno en la plataforma Netflix y sus múltiples nominaciones han sido algunos de los factores que la han tenido en la palestra durante todo el 2019.

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Frank Sheeran (Robert de Niro) es un camionero de clase media que por cuestiones de azar conoce a Russell Bufalino (Joe Pesci), un hombre poderoso con una importante red de contactos. Poco tiempo después, Bufalino lo contrata y comienza a internarse en un universo oculto que revela como criminales a algunos de los hombres más relevantes de la época en EE.UU. Una vez que les comparte su experiencia durante la guerra su trabajo cambia al de sicario (“pintar casas” en sentido metafórico). Todo ello es narrado por un Frank ya anciano que comienza a repasar su vida al interior de una casa de reposo.

Uno de esos hombres fue Jimmy Hoffa (Al Pacino), presidente de la Hermandad Internacional de Camioneros. Miembro del sindicato desde sus inicios como camionero, llegó a tener una gran influencia como líder de la organización a nivel país. Es a través del contacto con los Bufalino como llega a dar con Frank, a quien termina contratando para quitarse de encima a personas problemáticas. Su amistad se forja a través de los años, uniendo a ambas familias en un lazo que en un principio se ve imposible de romper. 

El yo interior de Sheeran se ve afectado progresivamente con el transcurso del relato. Pasa de tener la mentalidad de un simple trabajador a la de un asesino a sueldo que no se deja llevar por las emociones al momento de realizar sus cometidos. El sistema en que se ve inmerso no le permite dar un paso en falso, o de otro modo el que terminaría asesinado sería él. 

El director Martin Scorsese nos hace regresar perfectamente al ambiente de sus películas más antiguas: Goodfellas, Casino, Taxi Driver. La ciudad nocturna como protagonista con actores como Al Pacino, Robert De Niro y Joe Pesci le otorgan el sello a sus películas. En este caso, la mafia italiana sumada a una historia verídica tan intrincada es capaz de atraer el interés una vez que se le toma el ritmo. 

La complejidad del relato con respecto a la cantidad de miembros parte de esta red criminal hacen que quizás sea necesario ver la película dos o incluso tres veces para comprenderla en su totalidad. Hilar las conexiones entre un personaje y otro puede resultar dificultoso en un principio. Sin embargo, una vez que van ocurriendo los episodios clave sus aproximadamente 210 minutos de duración pasan desapercibidos. 

El amplio recibimiento tanto por parte del público como de la crítica demuestra que la fórmula aplicada por Scorsese sigue vigente a través del tiempo. Sin embargo, al ser parte un ala más tradicional del cine, es posible apreciar ciertos aspectos que hacen que El Irlandés se apegue más al pasado que al presente. El rol de la mujer en las películas del director de ascendencia italiana se caracteriza por ser accesorio. La poca presencia de papeles femeninos suele ser reducida al de esposas ingenuas que son engañadas constantemente por sus maridos criminales. Pese a ello, el personaje de Anna Paquin como Peggy Sheeran destaca por su fuerte rechazo al actuar de su padre.

La familia que se desmorona a causa del padre es una de las temáticas del filme. La ambición por un lado y la costumbre por otro, hacen que Frank vaya gradualmente perdiendo el lazo que tiene con su esposa e hijas. Es posible ver cómo el protagonista de esta historia termina reemplazando su núcleo por la unión que ha formado con los hombres con que trabaja. Así, va alejándose cada vez más y perdiendo la confianza con las mujeres de su hogar.

El Irlandés reúne todas las condiciones necesarias para hacer una película impecable. Con un guión, reparto y cinematografía de lujo, sin duda pasará a ser parte de la historia del cine. Lo único que se hace necesario es cierta disposición de parte del espectador. Su sentido metafórico y múltiples detalles posibles de analizar hacen que directores como Scorsese mantengan su relevancia y genialidad a través de los años. 

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