“Una mujer fantástica”: Aquí y en todos lados

Estando situados en una época en que las denuncias de discriminación hacia miembros de la comunidad LGBT son cada vez más frecuentes –tanto en noticiarios como en redes sociales–, el estreno de una película como “Una Mujer Fantástica” (Sebastián Lelio, 2017) no pudo haberse realizado en un momento más oportuno. El filme cuenta la triste historia de Marina (Daniela Vega), una joven cantante transexual que enamora a Orlando (Francisco Reyes), un adinerado hombre de 57 años. Tras una noche de juerga y en extrañas circunstancias, Orlando muere mientras Marina lo traslada al hospital, por lo que la joven debe afrontar las sospechas, desconfianza, y discriminación de sus cercanos.

Si no fuera por «el componente trans», esta sería la base de aquella típica película de misterio; esas en las que nadie sabe bien a quién culpar. Sin embargo, aquí lo único que queda por evidenciar no es el hipotético perpetrador del crimen contra Orlando, si no la apatía y crueldad con la que su entorno suele tratar a Marina. Escrita en conjunto por Sebastián Lelio y Gonzalo Maza, el sexto filme del director de “Gloria” (2013) es un íntimo relato de cómo el simple hecho de amar a alguien puede significar que todo el mundo se te vaya encima. Todo el filme está guionizado de una manera en que nunca se sabe bien quién tendrá el control sobre quién, pero quien finalmente gane terminará sembrando la semilla final que acabe con la ideología, creencias, duelo, e incluso la identidad propia del «perdedor». La vida misma.

Esta no es una historia en que veremos las motivaciones de cada bando: esta es íntegramente la historia de Marina y su intento por sobrevivir en un ambiente que la trata injustamente. No es casualidad que una escena transcurra en un restaurante empapelado de extintos triceratops, o que en otra tensa secuencia la familia de Orlando observe horrorizada a la última pareja en vida de su fallecido familiar, y sólo logren decirle frases como «no sé qué estoy viendo» o «no sé qué eres». De una u otra manera, la joven transexual siempre se ha mantenido rodeada de dinosaurios. Ya sean miembros de Carabineros, doctores, investigadores, e incluso la ya mencionada familia del fallecido, quienes rodean a Marina no avanzan a su ritmo, y quizás no deberían. Pero para ellos, las relaciones de pareja, la vida, y la muerte están netamente regidas por lo tradicional; hombre-mujer y viceversa. Todo lo demás está mal.A pesar del gran trabajo que realiza la dupla Lelio/Maza para no dar cabida a una perspectiva masculina del tema a tratar –tal como ocurrió en la popular “Juego de Lágrimas” (Neil Jordan, 1992)–, “Una Mujer Fantástica” no podría titularse de esa manera si no fuera por la impecable actuación de Daniela Vega en el rol principal. Hace algunas semanas fuimos sorprendidos con la noticia que, luego del paso del filme por el Festival de Berlín, sitios especializados como IndieWire y The Playlist ya se encuentran postulando a Vega al Oscar a Mejor Actriz. Luego de ver el filme, no me queda duda alguna que debiese ser así.

Este no es tan solo uno de los mejores tour de force que se han visto recientemente en el cine chileno, si no que es uno de los papeles más poderosos, demandantes, y honestos que me ha tocado ver en el último tiempo. Un impecable trabajo de fotografía realizado por Benjamín Echazarreta que destaca ciertos paisajes santiaguinos y una onírica secuencia de baile digna del cine de Federico Fellini no hacen más que complementar la actuación de Daniela Vega, de una manera en que ella no es lo mejor de la película; ella es la película. La interpretación de la actriz santiaguina posee una genuinidad inigualable que ninguna palabra que pudiese seguir escribiendo al respecto le harían juicio. Seca.

En el preciso instante en que los créditos comienzan a llenar la pantalla grande y los primeros compases de “Time” de The Alan Parsons Project comienzan a sonar por los parlantes de la sala, el espectador cae en cuenta que no vio una simple película: vio un testimonio universal. El único crimen que realizó Marina fue amar, y se sorprenderían la cantidad de delitos de esa índole que se están cometiendo alrededor del mundo mientras tú estás leyendo esto. Lo que le ocurre a Marina en el filme está pasando aquí y en todos lados, y “Una Mujer Fantástica” no es más que un merecido llamado de atención a todos aquellos dinosaurios que aún pululan por este planeta, y un merecido homenaje a los miembros de la comunidad LGBT que decidan adentrarse en la vida del personaje principal por casi dos horas de metraje. Más que recomendada; necesaria.

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