El cine de terror ya no es lo mismo que antes. Hace un par de décadas, las películas de aquél género inundaban la pantalla de la misma manera que, actualmente, lo hacen las películas de superhéroes. A diferencia de las adaptaciones de cómics, una gran cantidad de los filmes de horror estrenados resultaban ser bien recibidos por el público, y, cada cierto tiempo, afloraba entre ellos un clásico instantáneo. Una joyita.
Películas como “El Exorcista” (William Friedkin, 1973), “El Resplandor” (Stanley Kubrick, 1980), y “El Silencio de los Inocentes” (Jonathan Demme, 1991) han sido consideradas innumerables veces no solo como clásicos del cine de terror, si no que como clásicos del cine. Punto. Con el inicio del nuevo milenio, el género se vio invadido por la producción de remakes innecesarios y la sobre-utilización del siempre efectivo jumpscare. Lentamente, el público promedio se acostumbró al susto fácil, en desmedro de una historia tensa y bien desarrollada. De acuerdo a tanto críticos como fanáticos del género, el último gran clásico de terror estrenado fue “Let The Right One In” (Tomas Alfredson, 2008)… hasta hace muy poco.
“It Follows” (David Robert Mitchell, 2014) cuenta la historia de Jay (Maika Monroe), quien, luego de tener relaciones sexuales con un misterioso chico (Jake Weary), comienza a ser perseguida por una entidad paranormal de la que solo puedes escapar si “se la pegas” a alguien más. Sí, así de simple es la trama. Sin embargo, el filme es mucho más que eso.
Mitchell y compañía crean un filme que se desenvuelve lentamente, y que posee el balance perfecto entre terror y suspenso respecto a la información entregada al espectador. Con un cuidadoso trabajo fotográfico de Mike Gioulakis, y un electrizante soundtrack que evoca a la filmografía de John Carpenter o a los primeros proyectos de George A. Romero, el filme nos obliga a empatizar con las víctimas de la entidad y a sentirnos igual de angustiados y encerrados que ellos, a pesar de los espacios abiertos en los que suelen verse envueltos.
La misteriosa amenaza que persigue lentamente a nuestros protagonistas acarrea más de una connotación. Al ser una entidad que se transmite a través de relaciones sexuales, es fácil asociar al espectro con el virus del SIDA o alguna otra enfermedad de transmisión sexual. No obstante, el filme puede servir como una alegoría que retrata claramente la ansiedad que puede provocar el sexo en los jóvenes, o también cómo una historia que delata los intentos de los seres humanos para evitar la muerte, en lugar de aprovechar la vida que se tiene por delante.
Una tétrica atmósfera que le brinda cualidades terroríficas a un acto cotidiano y múltiples interpretaciones necrofóbicas son solo algunas de las cualidades que pueden llevar a “It Follows” a coronarse como un clásico instantáneo del cine de terror. A través de un mundo en el cual conviven lectores electrónicos junto a televisores en blanco y negro, David Robert Mitchell cuenta una historia que puede fácilmente haber ocurrido en el siglo pasado, como en el presente año. Al igual que a la protagonista del filme, la muerte nos persigue a paso de caracol, pero tarde o temprano nos alcanzará. ¿Cuándo? Nadie lo sabe. Y si supiéramos, ¿qué gracia tendría?