Con una puntualidad envidiable -como buenos británicos- Franz Ferdinand saltó a un “íntimo” Movistar Arena que fue dividido a la mitad para la ocasión. Aunque las bandas teloneras (We Are The Grand y los foráneos de Wild Beasts) poco pudieron hacer ante un frío recibimiento de un respetuoso auditorio, apenas se apagaron las luces y empezaron a sonar los acordes de “Bullet“, uno de los últimos singles del cuarteto, el sector cancha se vino abajo: Espectacular recibimiento para una banda que ya nos tiene acostumbrados a visitas destacables.
Uno tras otro fueron pasando varios singles que convirtieron al recinto ubicado al interior del Parque O’Higgins en un Karaoke: The Dark of the Matinée, Do You Want To, No You Girls y Walk Away fueron algunas de las canciones que fanáticos agradecieron -y gritaron- con el alma. Cabe resaltar que una de las cosas que distinguen al cuarteto líderado por Alex Kapranos son sus constantes cambios en el setlist que convierten a cada show en una caja de sorpresas.
Los temas “nuevos” -el disco “Right Thoughts, Right Words, Right Action” fue lanzado hace poco más de un año- lograron acoplarse completamente a las viejas glorias del grupo tanto en sonido como en recepción del público que, bajo nuestra sorpresa, coreó cada estrofa como si fuera un clásico. Los coros de “Love Ilumination” sonaron a la par de los de “Tell Her Tonight” y eso es más que destacable pensando que hace una década estos “flacos que hacían bailar con guitarras” se presentaron en el Festival de Viña. Cosa que, con la lejanía del tiempo, nos parece insólitamente sorprendente.
Desde la rareza de una canción cantado completamente en alemán (Erdbeer Mund) hasta una de las composiciones más reproducidos en la década del 2000 (Take Me Out), el show ofrecido por los escoceses fue la síntesis de lo que realmente son: una banda con un trabajo correcto que ya lleva una década, un sonido correcto y, por sobre todo, una actitud correcta. Los Franz Ferdinand son pensamientos, son palabras y son acciones .