Para muchos tal vez, el título de este disco no les diga mucho. ¿Quién es Gonzálo Martinez? El mito dice que era un misterioso niño de Harlem, amante del pepino-cumbia. Pero hay que ser justos: detrás de esto habían dos mentes que maquineaban creatividad desde un departamento de Nueva York: el músico alemán Martín Schopf (conocido más popularmente como Atom Heart) y el chileno Jorge González (sí, el Prisionero).
Eran los tiempos en que la electrónica de bandas como The Chemical Brothers y Progidy olían a futuro. Era la modernidad absoluta para muchos. Y en una trinchera cercana, González y Heart quisieron dar forma a este proyecto que partió de la asociación de los beats electro con el pulso de cumbias clásicas como “La Piragua” y “La Pollera Amarilla”. Era cosa de tiempo intentarlo, y el resultado fue uno de los discos más adelantados de su época y que fue valorado algunos años después cuando al tecno-cumbi se hizo más popular con el proyecto Señor Coconut (también liderado por Heart).
Descatalogado por ahora, este disco es uno de los más buscados por los ratones de discoteca de varios lados del mundo. De repente sus ediciones nacionales (editadas por BMG en 1997) aparecen en ferias. Y si usted es uno de esos afortunados que lo encuentra en algún lugar, cómprelo y atesorelo por siempre. Los pulsos de “La pollera colorá” y “La cumbia triste” (la única canción inédita del disco, escrita por González mirando con melancolía a su viejo Santiago) le darán la razón por la buena compra.
Imperdibles del disco:
“La pollera amarilla”, “La cumbia triste”, “Cumbia algarrobera”.
Reseña del disco:
“Mediante una adecuada selección y mezcla de timbres, el álbum nos ofrece ese espacio amplio y limpio donde el cuerpo puede moverse a voluntad, entregado a la hipnótica recurrencia del riff. Las percusiones latinas, que se mezclan bien con los teclados, entibian un poco el disco y acompañan adecuadamente los nostálgicos recuerdos tipo “Si vas para Chile” que González hace de los barrios santiaguinos (“La Cumbia Triste”)”.
Juan Pablo González. Comentario del disco en Revista Rock&Pop, noviembre 1997.