A casi 60 años de su creación, “Rin del angelito”, una de las canciones más entrañables y dolorosas del cancionero de Violeta Parra, vuelve a resonar en una nueva versión que une generaciones y voces. Ángel Parra Orrego, nieto de Violeta e hijo de Ángel Parra, ha dado forma a esta reedición que mezcla emoción, memoria y tecnología: la interpretación vocal de su padre —fallecido en 2017— aparece ahora junto a la voz de Álvaro Henríquez, en un cruce tan inédito como conmovedor.
“Rin del angelito” fue escrita por Violeta Parra en la década del 60, forma parte del disco Recordando a Chile (1965), una de las obras más importantes de la cantautora. La canción se ha convertido en un símbolo de duelo, ternura y justicia social, y ha sido versionada por múltiples artistas en Chile y el extranjero.
Ángel Parra hijo, ha dicho que este proyecto no sólo rinde homenaje a su linaje musical, sino que también abre nuevas puertas para conectar con el legado familiar, en este viaje sonoro que une la voz de su padre y de Álvaro Henríquez.
Aunque ya había trabajado antes con grabaciones de Ángel Parra padre, esta vez la experiencia fue especialmente conmovedora, porque cuando registraron su interpretación de El Rin del Angelito, él aún estaba vivo, pero enfrentando una enfermedad terminal. “Estaba a tres semanas de fallecer”, recuerda Ángel.
“Le propuse con mucho dolor que la cantara, y mientras él lo hacía, yo lloraba en silencio. Fue muy fuerte, porque la letra habla de la muerte de un niño, y él la interpretó con una entrega conmovedora. Esa sesión fue un momento íntimo y potente, que más tarde se transformaría en una joya de valor incalculable”.
Por su parte Álvaro Henríquez dice: “Para mí, conocer a Paparra fue algo muy especial, porque no lo conocía y tenía muchas ganas de hacerlo. Lo conocí gracias a Ángel y Javiera, e hicimos clic de inmediato. Nos hicimos amigos, empezamos a conversar y nos llevamos muy bien. Con el tiempo seguimos siendo grandes amigos: él iba a mi casa, fue a la casa de mi familia en Concepción, también compartió con mis padres. Se transformó en algo casi familiar con Paparra. Y ahora que Angelito me invitó a cantar esta maravillosa canción con él, fue increíble. Una experiencia muy, muy hermosa que nunca voy a olvidar.”
La canción fue remezclada, remasterizada y cuidadosamente trabajada para distribuir las estrofas entre las voces de Álvaro y Ángel padre, generando un encuentro virtual que traspasa el tiempo y la muerte. A eso se sumaron los coros de Javiera Parra, que aportan una capa más de intimidad y belleza. Así, esta nueva versión se convirtió en una suerte de conjuro musical donde tres generaciones —Violeta, Ángel padre, y ahora Ángel hijo— se encuentran con una de las figuras más respetadas de la música chilena contemporánea.
Esta reinterpretación no forma parte de un disco anterior ni de un proyecto más amplio, sino que nace desde un impulso profundamente personal y afectivo: rescatar una grabación cargada de historia y emoción, y ofrecerle al público una lectura renovada, íntima y respetuosa de una de las canciones más simbólicas del repertorio de Violeta Parra. “Gracias a la presencia de Álvaro, esta canción puede llegar a nuevas audiencias que quizás no conocen en profundidad la obra de Violeta. Desde ahí, tal vez descubran también a mi papá, a mi tío Roberto, y se interesen por una historia que es parte esencial de nuestra cultura”, dice Ángel.