Javiera Mena navega por su sensibilidad: “Mi obra en general es íntima, es personal”

En el último tiempo, Javiera Mena ha estado en constante movimiento. Desde Madrid aterrizó en Santiago para presentar “Inmersión”, su sexto disco, que la ha llevó desde presentar sus nuevas canciones en un íntimo bar, hasta sorprender a sus fans en una estación del metro. Esa misma profundidad se observa en este nuevo trabajo, donde las capas más bailables ceden terreno a una sonoridad más íntima, cálida y emocional.

Una carrera que siempre ha sabido dialogar con el pop y la electrónica. Para este álbum, además, vuelve a abrazar la balada desde una sensibilidad propia. Todo para salir a la superficie para su esperado regreso al Teatro Caupolicán el 31 de mayo.

En conversación con La Rata, repasamos el proceso detrás de “Inmersión”, la vida entre dos continentes, cómo representó a Chile en un reconocido festival argentino, y el deseo constante de experimentar con nuevas formas y sonidos.


Este disco muestra un tránsito hacia un lado más íntimo. Felipe Cussen lo señalaba al decir que se aleja de una imagen más empoderada en “Nocturna”.  ¿Cómo fue ese cambio?

El Nocturna venía de la pandemia, del estallido… era más fiestero, dominante como decía Felipe. Inmersión responde a un momento en que yo estaba viviendo en Madrid y escuchando otra música, mucha de los años 60, sin tanto beat. Tenía ganas de hacer canciones que se defendieran por sí solas. Me salió natural hacer algo con una instrumentación más cálida y sutil, sin tanto kick.

Este disco para mí marca un nuevo comienzo, una nueva manera de escribir, con más conocimiento y más afirmada como productora. Es el disco que tiene más cuerdas (violines, cellos) de todos los que he hecho.

Foto: Alicia Martínez (@alicephotomusica)

En la producción también estuviste muy acompañada, con nombres como Luichi de Cupido o Francisco Victoria.

La mayoría de las canciones las hice con Luichi, que es de Cupido, una banda muy grande en España que mezclan un poco el urbano con la música indie. Nos conocimos con Luichi en los festivales y empezamos a hacernos amigos. Ya habíamos trabajado juntos en “Me gustas tú” del disco anterior, y también para otros artistas. Fue muy natural. Francisco me ayudó con un retoque final del máster y produje un tema con él. También colaboraron Pablo Stipicic, Los Tres Kamikazes. Hubo harta gente involucrada.

En el disco como tal solo hay una colaboración vocal, con Santiago Motorizado. ¿Cómo fue ese cruce?

Eso de que soy una de sus cantantes favoritas lo dice un montón. Es bonito sentir todo su cariño. Me pareció muy bonito invitarlo a “Mar de Coral”, siempre ha sido muy generoso conmigo. Me invitó a cantar con Él Mató en el  Cosquín Rock. Nace desde la genuina admiración, y también desde compartir caminos juntos.

Hablando de Argentina, fuiste parte del Quilmes Rock, un festival muy local. ¿Qué tal estuvo?

Quilmes Rock recién se está abriendo a otros tipos de música, porque es un festival emblemático de rock nacional, que en Argentina es gigante.

Llegar con algo diferente, con un set más electrónico, fue un desafío. Recuerdo que ese día toqué con Juliana Gattas, que también venía en la misma. Estábamos en un escenario alternativo, y fue bacán mostrar algo distinto. Tocaron las Ibiza Pareo también.

¿Sientes que le falta a Chile reunir toda esa variedad  y riqueza musical, como pasaba antes con lo de la cumbre del rock?

Siempre faltan espacios, en Chile seguimos muy centralizados. Más espacios en regiones. Lo volvemos a decir una y otra vez. Nosotros miramos mucho hacia afuera. Cada vez menos, pero aún pasa.

En Argentina o Brasil, también es porque hay más gente, más regiones, entonces hay más festivales. En Argentina, en un tiempo solamente se podía escuchar música en español y eso también ayudó un montón a la escena de rock nacional.  Allá hay bandas enormes que no salen del país porque no lo necesitan.

Foto: Alicia Martínez (@alicephotomusica)

Europa está menos descentralizada. Madrid, Valencia, Barcelona, está todo cerquita. Es más sencillo geográficamente. En Chile, si quiero ir al norte, tengo que tomar un avión sí o sí. Todas esas cuestiones logísticas pesan en la escena nacional.

En España hay más sitios y festivales distribuidos, eso repercute mucho en la escena y que bandas pequeñas tengan muchos conciertos y puedan vivir de eso.

Volvamos a Inmersión. El elemento del agua está más que presente. ¿Tiene también que ver con la distancia, considerando con que un océano te separa de Chile?

Hay mucho de las distancias y los vínculos. Como dice una amiga, estoy “bilocada”, estoy de allá pa’ acá. Esa sensación de no pertenecer del todo a ninguno de estos lugares está presente. Conoces a alguien y te separa un océano. Todo eso lo llevé al disco.

Hubo un preámbulo de shows que hacían entender que se venía esta etapa más íntima: el Sala Máster y el Municipal, por ejemplo. ¿Buscaban anticipar esa atmósfera más íntima?

No fue planeado así desde el inicio, pero sí conecté con otro tipo de canciones. Aunque Nocturna era más explosivo, mi música siempre ha sido íntima. El Otra Era, si bien tiene temas eurodance, tienen una carga emocional.

Lo que pasa es que ahora esa intimidad se nota más. Mi obra en general es íntima, es personal.

Foto: Alicia Martínez (@alicephotomusica)

El primer single dio una sensación más gótica, y en una entrevista mencionabas que Chile es un país dark. ¿Crees aún eso?

Sí, absolutamente. De chica siempre vi gente gótica en la calle. Es un país que responde a la música inglesa, de lluvia. La Blondie, la Noche de Vampiros, el Bal Le Duc. Hay una herencia musical muy fuerte media dark. Yo crecí con amigos que escuchaban como Cocteau Twins, que fue muy importante en Chile.

Estéticamente también hay algo que persiste.

Se ve esta etapa dark en el disco y al final llega “Entropía”, que es mucho más luminosa y colorida. ¿Fue pensado para entregar una suerte de adelanto hacia lo que viene?

Ya estoy haciendo música nueva. Me compré un sinte nuevo y estoy experimentando. Entropía ya apunta a algo más progresivo, más repetitivo… otro lenguaje.

Este disco me representa mucho, pero también quiero volver a los beats.

En otra entrevista decías que querías componer desde un lugar más estable emocionalmente. ¿Sientes que lo lograste hoy?

A veces me siento súper estable. Pero también creo que la inestabilidad es parte de la vida. Lo que he aprendido es a no resistirme tanto a eso. La madurez me ha dado eso: aceptar que a veces uno está mal y que no puedes controlar todo.

Finalmente, ¿qué podemos esperar del show en el Teatro Caupolicán?

Voy a enmarcar mis dos caras: la baladista con guitarra y la tecnomena. Últimamente he estado en muchas fiestas tecno de Santiago. Creo que tiene mucho potencial y está cada día más inmerso en la electrónica.

Va a haber luces, visuales, un trabajo cuidado con mi equipo multidisciplinario. Mi banda de siempre también va a estar: Cata Rojas, Taffy, Pilita.

Foto: Alicia Martínez (@alicephotomusica)
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