Mariel Mariel anticipa su nuevo disco: “La Batalla son los cambios y el desafío de superarlos con sabiduría”

Mariel Mariel ha pasado por muchos acontecimientos en los últimos años. Exilio a México, vuelta a Chile entre todos los procesos sociales actuales, instalarse con La Matria y ser madre. Entre todo esto, hace algunos días lanzó el single “En la Cancha”, que formará parte de su próximo disco.

“La Batalla” será el nombre de su próximo trabajo, el cual avanza a paso lento. Ayer, desde las tierras aztecas. Hoy, es el puerto de Valparaíso que la cobija y la aguarda para sus próximos desafíos. “Es todo un mundo el que me espera, musical y culturalmente hablando. También está muy dañado. Una de las pocas cosas que he hecho acá fue ir a protestar al Congreso por el bajo porcentaje dirigido a Cultura en el presupuesto, invitada por Pascuala Ilabaca, Tenemos estos fondos concursables y todo, pero si se otorgaran en los porcentajes un poco más alineados con los parámetros del mundo, podríamos estar mejor”, señala.

Sobre sus próximos desafíos personales y musicales, y su más reciente sencillo, conversamos con Mariel Mariel.

¿Cómo nace esta canción y cómo se vincula contigo?

Con esta canción principalmente me doy fuerzas, y vuelvo a decretar mi convicción por el lugar que he construido. Es esta manera de hacer las cosas a mí manera, que ya lleva tiempo. Miro para atrás y no puedo creer que he hecho un montón de cosas. Lo he hecho confiando en mí, u obedeciendo que hay cosas que no me identifican. Busco que sea una revisión que cada uno haga.

Se dice que está relacionada con un meme

“Pa’ que me invitan si saben cómo me pongo” (risas). Andrés Landón tiró ese coro, a partir de un meme cuando estábamos en México y ahí empezó a escribirse. Tiene que ver con crear este camino, y con la historia que pasamos Andy y yo en México, como viajeros y luego bien metidos en la mexicanidad. También se relaciona mucho con la historia de nosotros dos como pareja. La canción es como nuestra telenovela.

Si bien pegamos onda con otras chilenas y chilenos, nos metimos muy dentro de la cultura de allá. Trabajamos con gente de ese lugar y fue bacán. El hecho de desapegarnos de donde venimos es una fortuna, haber pasado la brecha de la melancolía.

Hay elementos sonoros andinos presentes en la canción, ¿será una constante?

Casi siempre en mis canciones el arreglo va con beats, unos pocos instrumentos de los tradicionales, y uno más andino: un cuatro, un charango. Instrumentos de la herencia, pero tocados en otra manera. Siempre hay un guiño. Me gustaría meterle más, porque la música de raíz me llama bastante, pero se vendrá para los futuros discos.

¿Se verá reflejado en el disco toda esta etapa de cambios?

“La Batalla” se resume como un relato migratorio, viajero, con cómo vas viviéndolo, emocionándote. Sobre el irse, estar en una parte por mucho tiempo y decidir volver. En el viaje está la sustancia de esta batalla, porque ha sido el tiempo real donde se ha gestado el disco.

Van saliendo las canciones y muchas de ellas han sido super sincrónicas sobre cosas que han pasado como con “Sacar los Tambores”, o “Y Va a Caer” cuando me tocó volver a Chile donde ese coro me entró en la cabeza y no podía parar de sonar. Regresé el 2017 cantándolo y todos como “¡¿Ah?! ¿Va a caer qué?” (risas). Todo va a caer: las instituciones, la forma en que nos están tratando, la misoginia algún día, el patriarcado.

Elegimos simbolizarlo en una especie de Diosa porque ha sido intuitivo lo que se canta en el disco y así está siendo este relato de volver a tu lugar. Hay violencia, reencuentro, melancolía, hay otra etapa. Soy como una señora, tengo que acomodarme en ese rol de mamá, pero todavía voy a seguir haciendo este tipo de música. La batalla son los cambios y ese desafío por lograr atravesarlos con sabiduría, de la mejor manera, con flow, improvisando, haciéndole el quite a lo que te daña, perseverando por llegar a ese lugar de mayor sanidad. Esas son las batallas.

Esto de hacer el quite, ¿tiene que ver con perderse para encontrarse?

Yo creo, necesitaba perderme de aquí. Me hizo muy bien para después cambiar. “Foto pa’ ti” es una canción muy vacilona, pero tiene la frase de mayor sabiduría que siempre se me repite y me deja tranquila: “para cambiar hay que saber cambiar”. Eso me ha permitido probar con estilos de música, colaborar con mucha gente distinta. Me preguntan si soy cantautora o soy urbana o soy qué. Soy una compositora que le gusta fluir.

Y esto tiene que ver con construir tus propios lugares como “En la Cancha” y con este ejercicio de volver al lugar de donde te quisiste ir, que te causaba ciertas cosas, mejorarse y decir: “ahora quiero volver a ese lugar, retomarlo y ver qué podemos hacer”. Si lo podré dominar o no. Es bonito cambiar, siempre lo aconsejo.

Antes de salir al aire en un matinal de Conce hablaban de Luis Fonsi, decían que extrañaban su faceta romántica. ¡Déjenlo cambiar! (risas). Hay que dejar que experimente con sus sonidos y emociones, y si quiere vacilar, que vacile. De seguro que en sus shows tendrá un momento romántico porque es parte de él.

Desde que regresaste a Chile, hemos estado bajo varios cambios sociales, ¿te sientes ahora en tu lugar?

Creo que día a día nos sentimos atrapados y distanciados, y en algún momento decimos: qué bueno que estoy aquí, que yo soy yo. Pasamos por todo ese ciclo, transitar por distintos estados y estar lo más centrados posible.

Ha sido muy sanador este espacio colectivo de La Matria. Llevamos años de trabajo, pasaron cuatro años super rápido y ha servido para muchas cosas. Para ser gestoras, hacer booking, proyectos y ahí ponernos a batallar contra el sistema haciendo trámites y cosas lateras, ir a tocar puertas, conocer otro tipo de mundos.

Hacer constantemente este trabajo de análisis, de qué es lo que queremos, cómo reaccionamos ante cosas que no nos gustan y no nos quedarnos en la sola reacción, sino que ir disfrutando de construir distintos espacios y encontrarnos con distintas mujeres. De inspirarnos y creernos entre nosotras mismas y eso se va a traducir en algún momento en que de verdad habrá una escena femenina muy potente, estable, con escenarios dignos, producidos, finos y elegantes.

La pandemia nos ha cortado la onda, pero las cosas hay que pensarlas bien para que resulten. Ha sido un espacio de encuentro, de sororidad tremendo, de aprendizaje, de encuentro con las disidencias. Un mundo nuevo que no estaba antes, que estaba buscando. Tuve que dar la vuelta larga para poner esa semilla, y ha sido hermoso, muy emocionante.

¿Qué se viene a futuro para Mariel Mariel y La Matria?

Estoy planeando más actividades con mi disco. La Matria también planea cosas, pero como nos gusta dar pasos muy grandes por ahora no hay nada anunciado. Nos ha tocado ser más cautelosas, como cuando comenzó la pandemia y empezó el bombardeo de conciertos online. Lo observamos un rato y luego realizamos nuestros conciertos bajo un concepto. No me gusta la cosa tan ahora ya, me he ido poniendo en esa “moda lenta”, pero prefiero vivirlo, observarlo, tratar de mantenerme en el presente.

Con mi carrera se vienen conciertos online, muy elegante, dedicado y producido que servirá como lanzamiento de disco. También colaboraciones bacanes con esta sacada de canciones que se vendrán para el segundo semestre.

¿Has podido empaparte de Valparaíso?

Llegué justo en una pandemia y no he visto nada. El puerto es una inspiración, quiero conectarme con esta ciudad. Estamos haciendo un ciclo de videos llamado “Demos una vuelta” donde estoy sola cantando por las calles de Valpo aullando y preguntando dónde están, estoy casi abrazando las paredes (risas). Hace poco sacamos la versión acústica de “En la cancha”.

Valparaíso es un símbolo de lo hermoso que podríamos ser culturalmente y lo triste que es la realidad. Está lo patrimonial, pero la vida de todas esas personas es adversa. No está fácil para los que más son más conocidos en la música, y los que no tanto menos aún. Tienes que llegar a convertirte en un entretenedor de redes sociales para seguir presente. Es un poco pesimista mi respuesta, pero es una realidad que está necesitando dignidad a gritos.

Espero conocer mucha gente y ahora, con la calma, me podré involucrar más con esta ciudad que es lo único que quiero. Pero piano a piano. Mi energía está enfocada en una persona que recién está empezando a existir, así que hay que ponerle mucho amor y tiempo. Valoro que la cultura se viva mucho de día, hay músicos, gente pintando, me gustaría que los turistas la cuidaran más. Da mucho amor y merece lo mismo.

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