El 2002, en plena gira de regreso de Los Prisioneros, Jorge González se dio el tiempo de analizar canción por canción todas las canciones que escribió, hasta ese entonces, para el grupo. La entrevista fue publicada en la página oficial de la banda (hoy inactiva) y a tres décadas del lanzamiento de “Corazones”, el equipo de LaRata.cl buscó entre sus archivos y logró dar con el histórico documento.
Para finalizar aquel ejercicio, González habló de los nueve temas que componen el último disco de la primera etapa del grupo y su álbum más exitoso como compositor.
Acá te dejamos -sin editar, tal cual se publicó- el LP en las propias palabras de su autor:
Tren al sur
Es una canción que yo quiero mucho. Su letra era muy suave para ser un single y, de hecho, no parecía una canción de Los Prisioneros: era melancólica y se emparentaba con Paramar o Por Favor, quizás, pero no con la mayor parte de las canciones que había hecho.
Tren al sur, por todo eso, fue un desafío y tuvimos que trabajarla mucho para que quedara como quedó. Yo creo que agarró un vuelo cuando la produjo Gustavo Santaolalla. A él se le ocurrieron esas bajas de velocidad de un tren que se detiene y parte de nuevo y, además, supo sacarle brillo a la canción.
Es una de las mejores canciones que he hecho.
Amiga mía
Está hecha sobre una secuencia, y muy influenciada por los Stranglers. Es una canción –que hice para mí- que tiene mucho de canción europea: Manolo Otero o George Brassens, porque contiene música hablada.
Con suavidad
Es la primera canción que apareció de esa hornada de Corazones. La estrené en esa sesión de fotos que aparece en la carátula del Grandes Exitos, cuando aparecemos en la línea del tren. Al grupo le encantó.
Corazones rojos
Esa canción la hice para Las Cleopatras, pero al final la grabé yo. Salió de un plumazo y programé toda la batería en la drum machine.
Cuéntame una historia original
Originalmente, era mucho más corta, con un sonido de piano eléctrico, y, es raro, no sé de dónde salió esa parte rapeada. Como que de repente se puso Pet Shop Boys, aunque el coro es John Lennon puro. Gustavo Santaolalla le metió cosas como de Barry White, y, por eso, Corazones tenía esa onda medio soul, onda Bee Gees. Es una bonita canción, pero más discreta sería mejor.
Estrechez de corazón
Carlos Fonseca viajó a Europa poco después de grabar Sudamerican Rockers, y volvió con montones de discos de acid house, el tecno que entonces era la movida. La primera vez que escuché ese sonido mecánico, me fui de raja: lo encontré alucinante, una música increíble. Me enamoré de esa música inmediatamente, y en base a una secuencia de esas fue que se montó Estrechez de Corazón. Pero se mezcló con otro sonido, obviamente inspirado en El Amor de mi Vida de Camilo Sesto, porque la secuencia de acordes al comienzo era igual. Me parecía una buena idea combinar el acid house con Camilo Sesto.
El ordenamiento de las secuencias al final quedó muy bien. En el estudio apareció una niña que hizo coros, y que había hecho coros para Luis Miguel. Me llamó la atención porque me preguntó “tú quieres una voz como soul, ¿verdad?”, porque parece que, obviamente, en coros de mujeres lo primero que pedía gente como Fito Páez, Charly García o Soda Stereo era soul. Yo le dije que no, que quería algo así como música folklórica mexicana y así quedó.
Por amarte
También es parte de la movida del house.
Noche en la ciudad
Era como una versión italianizada del house. Algo así como acid house, pero con The Clash, pegado en Rock The Casbah.
Es demasiado triste
Es una de mis canciones favoritas. Está inspirada en el organillo de los circos que se instalaban en Alameda. Está medio súper producida, en realidad, pero la encuentro linda porque es ridícula y me encantan las canciones ridículas.
Los más grandes artistas tienen algo ridículo. Si son finos y no hay nada de que reírse no son sublimes. Elvis era ridículo y Los Beatles, imagínate, con esos pelos…