Hace 25 años el siempre hiperkinético David Byrne sorprendió al mundo con un disco de música latina llamado Rei Momo, donde se dejó llevar por sonidos caribeños y la salsa.
Para recordar ese momento, quisimos desempolvar una vieja entrevista realizada al ex-Talking Heads, publicada por la revista argentina Rock&Pop en mayo de 1990. Aquí el músico comenta su punto de vista sobre el rock y lad iversas tendencias musicales del mundo. Transcribimos el texto completo aquí mismo.
A pesar de la gran conmoción que el LP “Rei Momo” causó en el mundo de la música, para muchos especialistas era el sigueinte paso obvio en la carrera de David Byrne, quien llevaba varios años acercándose a un terreno musical absolutamente nuevo. En Nueva York, por ejemplo, era habitual encontrarlo en todo tipo de ámbitos relacionados con las artes negras, tanto en recitales de música latina en los clubes Carlos I y S.O.B. como en exposiciones de esculturas y pinturas. Así fue como conoció a Celia Cruz y su arreglador Ángel Fernández, quienes luego colaboraron en temas del LP “Naked” de Talking Heads, como “Mr.Jones”.
De alguna forma, el gran mérito es de David Byrne es incorporar búsquedas étnicas en el contexto del rock. Incluso su curiosidad lo llevó a presenciar ceremonias de vudú y a coordinar una compilación de temas brasileros, y hace poco comentó que su próxima película estará centrada en la religión “yoruba” del Brasil. Además, el interés de fusionar elementos del reggae, mambo y zydeco en el rock parecen indicar cuál será el rumbo a seguir durante los años noventa. Y quizás David Byrne sea el primer adelantado en mezclar esos ritmos con una tecnología de vanguardia, tal como lo demuestra “Rei Momo”, que incluye la participación de músicos latinos de la talla de Willie Colón, Celia Cruz y Herbert Vianna.
¿Cuál fue tu primer contacto con la música africana?
Fue en 1978, cuando escuché un disco de música instrumental sudafricana. No tengo idea qué era, pero me sorprendió que hubiera elementos familiares, como elementos de música “cajún”, un poco de ritmos caribeños, ¡tantas cosas! Y esa familiaridad con cosas negras americanas como incluso el rhythm & blues fueron las que me posibilitaron meterme de lleno en la veta africana, sin mayores traumas ni complicaciones
¿Qué te motivó a incorporar esos elementos en tu música?
Al principio fue instinto puro. Me gustaba. Pero después comencé a analizar los ritmos y comprobé el parecido con las canciones americanas. Encontré paralelos sociales, una sensibilidad y hasta una filosofía en común. Y ahí fue cuando entendí porqué me gustaba, porque fue mi manera de escapar del callejón sin salida de la cultura occidental.
Me acuerdo que en esa época la gente creía que yo había viajado a África. ¡Me hubiera encantado, pero no fuí! Y el gran atractivo fue descubrir que nos gustaba mucho algo que estaba muy cerca nuestro.
(Video) Cosas locas de los ’90… David Bryne en el programa “Martes 13” de Canal 13, en Chile.
¿Cómo surgió aquel primer trabajo con Brain Eno, “My life in the bush of ghosts”?
Lo conocí en Londres, y siempre que viajaba allá me volvía a encontrar con él. Así que hacer un disco juntos fue muy natural y orgánico, de la misma manera en que los integrantes de Talking Heads nos conocimos y sin tener grandes conocimientos musicales armamos una banda. Con Eno, el común denominador fue el entusiasmo y un interés en común. Eramos amigos, nos pasábamos cassettes… y de golpe estábamos haciendo un disco propio.
Quizás esa apertura mental fue la que permitió la continuidad de Talking Heads durante más de diez años, ¿no?
Sí, eso fue muy importante. Una vez que decidimos no encasillarnos, fue no tener piedra libre, y así es muy difícil aburrirte. Sí, seguro que fue un factor importante en la continuidad del grupo.
¿Por qué tanto interés en los predicadores televisivos y radiales, los cantantes gospel y las religiones negras de Africa y Latinoamérica?
¡Me fascinan! Creo que toda es agente realiza verdaderos espectáculos, plenos de pasión, que es emoción pura. También me resultan atrapantes los casos de pasión donde descubro un paralelo con los espectáculos musicales donde uno se libera y hace una catarsis. Esto ocurre incluso con los predicadores de la televisión, que en general son una farsa, pero la gente del público no. ¿Y quién puede negar que en un estado ideal el rock se convierte en una especie de religión? Pero también está aquél refrán Zen sobre apuntar a la luna y confundir a la luna con el dedo que apunta ¿no?
¿Qué significado le encuentras a las religiones paganas de Haití, Cuba y Brasil?
En realidad sólo tengo conocimientos muy simples de cada una de ellas, pero lo primero que se descubre es que son benignas, son saludables. No son algo tenebroso que arroja maldiciones sobre la gente. Ese es un prejuicio. Después de averiguar eso, depende de cada uno cómo seguir adelante. Personalmente, me gustaría saber si consiguen superar las falencias de otras religiones. Y en un plano artístico me resulta increíble ver como conjugan la música, la sensibilidad y la actitud exacta, casi como la cultura popular y la música pop. Así que, en el fondo, es bastante natural querer saber de dónde proviene todo.
¿Y el rock podrá incorporar elementos de ese tipo?
Creo que sí, porque provienen de las mismas raíces. Hasta los chicos blancos que crecimos escuchando rock’n’roll tenemos cosas en común con los ritmos del Congo, y las religiones negras no son tan distintas como parece. Basta con saber que el rock’n’roll le debe tanto a una tradición negra como al country. ¡Así que está ahí! Ya es una influencia importante, así que sólo se trata de reconocerlo o no. Y quizás ah´+i comiencen los cambios, porque dejará de ser un tema exótico y podrá influir el estilo de vida contemporáneo.
Como balance de todos estos años ¿qué fue lo que se aprende del rock?
Hacer rock justifica las personalidades obsesivas y las aplica en los procesos creativos. El rock desvía la energía hacia los actos creativos. Obviamente hay mucho más que eso, porque también se trata de un oficio, y hay que conseguir un equilibrio entre la parte obsesiva y la parte del oficio en sí. Sino sería tan simple como gritarle en el oído a cada persona del público.
¿Y cómo influye la tecnología actual en todo eso?
¡Las posibilidades son increíbles! El hecho de usar samplers y tomar sonidos puros y mezclarlos es la manera moderna de unir distintas culturas. Se pueden conjugar palabras, frases, texturas…¡todo! La perfección técnica actual permite unir todo eso de una manera increíble, como una tela. Como resultado, se consigue un ritmo enorme que es mucho más fuerte que cualquier canción.
¿Qué más pasará con el rock durante los años noventa?
El rock probablemente siga dos caminos. Habrá música de distintas culturas y generaciones. Ese es un camino, que muchos músicos como yo estamos buscando como seguir. Y también supongo que habrá mucha gente joven que dirá que nuestra búsqueda es irrelevante y que comenzará a hacer música mucho más inmediata, enérgica y que apunte al presente. Eso es inevitable y ya es hora que suceda nuevamente.